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COVID-19, empleo y pobreza durante 2020 en México

  • La pandemia y la falta de respuesta gubernamental generaron pérdidas de ingreso para las familias que incrementaron la pobreza laboral durante 2020. Hoy estamos peor que a finales de 2019 y no se vislumbra una recuperación pronta.
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Lo que le pasa al empleo refleja cómo le va al país en términos económicos y sociales. El origen del ingreso de las familias puede ser diverso (remesas, renta de propiedades, renta de terrenos, ingresos financieros, transferencias del gobierno), pero la fuente principal de ingreso de las familias es el trabajo. Cerca del 65% de los ingresos de los hogares proviene de su trabajo directo y, para muchas familias, pudiera representar la totalidad de su ingreso mensual.

Un país que genera crecimiento económico, un país cuya productividad va creciendo, es un país que genera empleos. No sólo eso, los salarios tienden a crecer cuando el país tiene alto crecimiento económico por varios periodos. Esos empleos y el ingreso laboral que llega a los hogares se traducen en menos personas en la pobreza. Si al empleo le va bien, la pobreza se reduce. No sé bien quién acuñó esta frase, pero es cierta: el mejor programa social para reducir la pobreza es la generación de empleo. Una forma distinta de decirlo es que si bien los programas sociales pueden ayudar a las familias a llevar una mejor vida, pueden incluso reducir pobreza; si no hay crecimiento económico y no hay generación de empleo, los programas sociales no serán suficientes para reducir la pobreza de manera sustantiva.

Pero cuando al empleo en su conjunto le va mal, así como al ingreso que reciben las familias por su trabajo, es señal de que el país no va bien económicamente y una de sus manifestaciones es que la pobreza aumenta. Esto nos pasó durante 2020.

En ese año de pandemia la economía se redujo 8.5%. Es la peor cifra de reducción de actividad económica desde 1932. En términos de empleo se puede ser más contundente: en marzo 2020 teníamos 55.76 millones de personas ocupadas, pero en abril teníamos 43.29; perdimos 12.46 millones de empleos en un mes. Hacia finales de año el saldo de empleos perdidos, a partir de marzo, fue aún de 2.92 millones de empleos. La pérdida de empleo es la tragedia concreta de una reducción del crecimiento económico en un año como 2020, pues hablamos de personas que de un día al otro ya no tuvieron recursos para llevar a sus familias.

La tragedia de 2020, a diferencia de las crisis económicas de 2009 y de 1994, es que en esta ocasión se perdieron empleos formales e informales. De hecho, el 76% de los empleos perdidos de marzo a diciembre de 2020 fueron informales. En las crisis previas, las personas que perdieron su empleo formal buscaron refugio en ocupaciones informales. Pero en 2020 esto no fue posible durante buena parte del año. La población que no estaba en la fuerza laboral, pero que estaba disponible para trabajar en cualquier momento pasó de 9.3% de la población en marzo a 30.5% en abril de 2020. En diciembre todavía había 14.6% de la población que no trabajaba, pero sí estaba disponible para hacerlo. Muchas personas no tuvieron forma de conseguir un trabajo, formal o informal, en los peores meses del descalabro económico.

Todo esto llevó a que aumentara el número y el porcentaje de las familias cuyo ingreso laboral era insuficiente para comprar una canasta alimentaria para todos sus miembros. Es decir, se incrementó la pobreza laboral.

Como se puede ver en la gráfica, a partir de 2008 había venido subiendo la pobreza laboral en México debido en buena parte a la crisis económica de 2009, así como a un muy bajo crecimiento del empleo. En el segundo semestre de 2008 la pobreza laboral era de 32.9% y ésta subió a 41.6% en el segundo trimestre de 2014. Pero a partir de esa fecha, la pobreza empezó a descender, con excepción de 2017 que la inflación hizo bajar el poder adquisitivo del ingreso laboral. Su punto más bajo desde 2014 fue de 35.7% en el primer trimestre de 2020.

Fuente: Elaboración propia con datos del CONEVAL. El dato de II-2020 se refiere al promedio mensual de abril, mayo y junio.

Así como la pobreza laboral subió por problemas económicos entre 2008 y 2014, esta bajó entre 2014 y 2020 por algunos aciertos económicos. Entre otros, la estabilidad de los precios, excepto 2017, un mayor dinamismo del empleo y el salario mínimo que empezó a incrementarse más que la inflación en 2017 y cuyo crecimiento se redobló a partir de 2019.

COVID-19 nos encontró con una reducción de la pobreza laboral, pero los problemas económicos de 2020 borraron esos avances y la pobreza laboral llegó a niveles cercanos al 50% en el segundo trimestre del año, la mayor cifra de todas las publicadas históricamente. La recuperación paulatina del empleo redujo la pobreza laboral a 40.7% al final del año, pero aún 5 puntos porcentuales más que a inicios de 2020. Si pasamos de porcentajes a número de personas, la pobreza se incrementó en 20.5 millones de personas entre el primero y el segundo trimestre de 2020; el incremento respecto al cuarto trimestre fue de 6.3 millones. La pobreza laboral, por donde se le vea, se incrementó durante 2020, como nunca se había visto desde que se tiene información.

Ante esta tragedia de COVID-19, muchos países reaccionaron apoyando el ingreso de los desempleados y fortaleciendo el empleo y las empresas, pues son éstas la principal fuente de empleo. El presidente Biden, por ejemplo, acaba de anunciar un apoyo de 1.9 billones de dólares para reactivar la economía, los empleos y los ingresos de la población. El gobierno mexicano no hizo prácticamente nada. En conjunto, Latinoamérica y el Caribe invirtieron cerca de 4% del PIB en apoyos para hogares y empresas, México no llegó al 0.7%. El apoyo de Brasil fue tal, durante 2020, que la pobreza extrema podría incluso bajar en ese año.

Los programas sociales iniciados en 2019 en México no fueron diseñados para la pandemia y ni siquiera se incrementó su presupuesto para contrarrestar COVID, por tanto, no son instrumentos que ayuden a contener la pobreza originada por la pandemia. De hecho, de manera asombrosa para economistas de derecha, izquierda, de arriba y de abajo, el gobierno reforzó la austeridad durante 2020, en vez de incrementar el gasto y ayudar a reactivar la economía.

La pandemia y la falta de respuesta gubernamental generaron pérdidas de ingreso para las familias que incrementaron la pobreza laboral durante 2020. Hoy estamos peor que a finales de 2019 y no se vislumbra una recuperación pronta, exceptuando las buenas noticias del extraordinario ritmo de vacunación y del mayor dinamismo económico que está buscando el gobierno… de Estados Unidos. Ese efecto beneficiará a México. Nos hubiera ayudado aún más generar también un mayor impulso interno. No se quiso en esta ocasión.

Ver articulo completo aquí.

Gonzalo Hernández Licona se desempeñó como Director General de Evaluación y Monitoreo de la Secretaría de Desarrollo Social de 2020 a 2005 y como Secretario Ejecutivo del CONEVAL entre 2010 y 2019. Es Doctor en Economía por la Universidad de Oxford. Ha sido profesor en el Departamento de Economía del ITAM, en donde ha sido catedrático de la materia de Desarrollo Económico. También fungió como director de la Carrera de Economía en la misma institución entre 1998 y 1999.Lo que hacemos en Animal Político requiere de periodistas profesionales, trabajo en equipo, mantener diálogo con los lectores y algo muy importante: independencia. Tú puedes ayudarnos a seguir. Sé parte del equipo. Suscríbete a Animal Político, recibe beneficios y apoya el periodismo libre.

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