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San Luis Potosí: Grandes empresas y plantas maquiladoras como tabla de salvación

  • El estado de San Luis Potosí (SLP) está estratégicamente posicionado en la geografía nacional para ser un motor del crecimiento económico. Tiene frontera con ocho estados; tres —Nuevo León, Guanajuato y Querétaro— son polos de desarrollo de la industria manufacturera y del sector exportador, y dos —Tamaulipas y Veracruz— tienen importantes puertos de entrada e intercambio comercial.
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Ilustración: Estelí Meza | Cortesía de Nexos

El estado de San Luis Potosí (SLP) está estratégicamente posicionado en la geografía nacional para ser un motor del crecimiento económico. Tiene frontera con ocho estados; tres —Nuevo León, Guanajuato y Querétaro— son polos de desarrollo de la industria manufacturera y del sector exportador, y dos —Tamaulipas y Veracruz— tienen importantes puertos de entrada e intercambio comercial.

Sin embargo, a pesar de su ubicación y de tener una superficie territorial similar a la de Nuevo León, la participación de San Luis Potosí en la economía nacional (2.3 % del PIB de México) es tres veces menor a la de Nuevo León (8 %), y el nivel de vida su población está mucho más deteriorado. Si bien SLP tiene menos de tres millones de habitantes —Nuevo León tiene más de cinco— los menores niveles de bienestar no sólo se deben a la insuficiente provisión de servicios públicos y de conectividad, sino también a una baja productividad, a mayores niveles de pobreza, a un menor número de empleos con seguridad social (IMSS), y a menores niveles de inversión, que en países como México, es particularmente susceptible a la incertidumbre jurídica.

¿Qué tanto tomó por sorpresa la pandemia y la crisis económica a San Luis Potosí?

En la última década se han instalado y ampliado plantas armadoras de la industria automotriz en el estado —General Motors en 2009 y 2012 y BMW en 2015 y 2019—, por lo que hasta ahora la economía potosina forma parte de las cadenas de valor que mantienen a la economía nacional de pie en tiempos de la crisis económica pospandemia. Antes de la crisis, en 2019, más del 30 % de la producción estatal provenía de la industria manufacturera y una gran proporción de los empleos formales en la entidad dependía de ello, lo que contrastaba con el 18 % del PIB a nivel nacional. En San Luis Potosí se vislumbraba un futuro de desarrollo, pues entre 2016 y 2019 el crecimiento económico del estado había sido ligeramente mayor al promedio nacional.

Sin embargo, la crisis no pegó igual en todo el país ni en todos los sectores. En SLP el impacto de los confinamientos, las consecuencias de las fallas en las cadenas productivas y la falta de apoyos económicos estratégicos orientados no sólo a salvar empresas y negocios sino fuentes de empleo, fue proporcionalmente más duro que en otras latitudes. ¿Por qué?

Si bien las afectaciones a la población en el estado fueron similares a las del resto del país —contracciones en el empleo, cierre de empresas—, las últimas cifras disponibles de crecimiento económico por estado señalan que la contracción en San Luis Potosí fue mucho menor (-4.9 % en el tercer trimestre 2020, comparación anual) que la que experimentamos como país en el mismo periodo (-8.5 %).

Pero entonces, ¿son buenas noticias para San Luis? No, al menos en lo inmediato. Dado que el impacto estatal en empresas y empleos fue tan grande como el nacional pero su economía se contrajo menos, los sobrevivientes del choque son las empresas más grandes mientras que las mayores afectaciones fueron para la gente. En el mediano plazo, sin embargo, estas grandes firmas podrían ser el detonante para la reactivación económica bajo las condiciones adecuadas, como un entorno de certidumbre jurídica y energías limpias suficientes.

Regresando al impacto dispar en las empresas, al cierre de 2020 había en San Luis Potosí 7.4 % menos negocios de los que había registrados en mayo 2019 —a nivel nacional esta disminución fue de 8 %— pero el porcentaje de personas que dejaron de estar ocupadas entre el primer y el cuarto trimestre 2020 pasó —en ambos casos— de 57 % a 55 % de la población económicamente activa. Es decir, en San Luis cerraron ligeramente menos negocios que a nivel nacional, pero la proporción en la pérdida de empleos fue muy similar. Esto indica que, mientras que muchas micro, pequeñas y medianas empresas cerraron en el país, las empresas que quebraron en San Luis fueron en mayor proporción negocios y comercios de tamaño mediano.

De ahí que las agrupaciones de empresarios y comerciantes, como la Canacintra o la Coparmex locales, hayan sido particularmente vocales en el el estado: no podemos pagar más impuestos y necesitamos más apoyos.

¿Pero no eran las empresas más grandes las menos afectadas?

Es correcto. Puesto que en San Luis las grandes maquiladoras —entre ellas las plantas armadoras— han estado alargando el paro temporal de sus procesos productivos, en parte por motivos de rentabilidad, en parte por fallas en las cadenas de provisión de insumos.

Por ejemplo, en el caso específico de la industria automotriz, la disminución en la demanda interna de automotores y la caída en las exportaciones que EE. UU. hacía desde México han orillado a las plantas ensambladoras en SLP y en otros estados a parar total o parcialmente la producción de vehículos ligeros. En febrero de este año, General Motors anunció que pararía parcialmente su planta en San Luis Potosí debido a la escasez mundial de semiconductores, chips indispensables para la fabricación de algunos modelos. Sólo en México, la venta de vehículos ligeros fue 21 % menor en febrero de este año que en febrero del año pasado, tras cuatro contracciones anuales desde noviembre de 2020 y manteniendo niveles similares a los observados en 2014.

Estos cierres parciales y paros extendidos han provocado que muchas personas dejen de tener una ocupación remunerada o dejen de buscar trabajo; no obstante, la presencia de estas grandes plantas automotrices explica, al menos parcialmente, que históricamente San Luis Potosí tenga una menor tasa de trabajadoras y trabajadores en el sector informal (47.8 % de la población ocupada al cierre de 2020) que el promedio nacional (51.1 %)… aunque no tan baja como su vecino Nuevo León (34.6 %). Sin embargo, SLP guarda deudas históricas con su población más vulnerable, pues está entre las diez entidades con mayor proporción de personas que viven en pobreza laboral.

¿Qué falló en San Luis? Probablemente lo mismo que en todo el país: la cantidad y la oportunidad de las medidas y programas, en particular de aquellas dirigidas a empresas y negocios formales de tamaño pequeño y mediano, que pudieran mantener la fuente de ingresos de trabajadores y sus familias.

A mediados de 2020, el gobierno del estado anunció un paquete fiscal contracíclico por 1,800 millones que incluía apoyos a gobiernos municipales, comercios y MiPyMEs, créditos fiscales y financieros, y apoyos directos para la población, pero la duración e intermitencia de la crisis sanitaria sigue teniendo importantes impactos en la economía estatal y la de los hogares. Las medidas contracíclicas fueron apenas equivalentes al 0.3 % del PIB potosino, lo cual es mucho menor a las medidas implementadas por el gobierno federal a nivel nacional, que a la fecha rondan el 2 % de la economía de México.

En el lado optimista, el estado cuenta con una importante capacidad instalada para retomar la producción en cuanto las condiciones del mercado se reestablezcan, pero es importante recordar que el espíritu de los tiempos es el de encarecer la generación de energía, alargar la vida útil de las plantas generadoras de electricidad, y devolver el monopolio de la generación a una empresa del Estado en franca violación a los tratados internacionales de los que México es parte. Por lo tanto, la recuperación en San Luis Potosí —y de prácticamente todo el país— puede verse retrasada por décadas.

Ver artículo en Nexos.

Sofía Ramírez Aguilar
Economista y directora de México, ¿cómo vamos?

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